Los misterios druídicos
Recopilación sobre el tema
por
el Q.´.H.´. Ricardo E. Polo
Los
Druidas eran una orden de sacerdotes sagrados que existieron en un área delimitada entre el norte de Italia, Irlanda, Bretaña y el norte de España, cuyos ritos místicos se practicaban en forma regular.
Las
significaciones que se dan a esta palabra son numerosas, y las más de ellas del
todo insostenibles.
Los
Romanos, viendo que algunos de sus súbditos adoraban en los bosques de encinos,
pues ese árbol era singularmente sagrado entre ellos, derivaron sus nombres de
la palabra Griega drus; buscando así de un modo absurdo la etimologia de la
palabra de un lenguaje más antiguo, en una comparativamente moderna.
Este
derivado habría sido más razonable si se hubiesen cerciorado que en el
Sanscrito drum, es un encino, de dru, bosque. También se atribuye a los Hebreos
igual impropiedad, pues los Druidas no eran de la raza Semítica.
Su
derivado se encuentra más bien en el lenguaje Céltico. La palabra Gaélica
Druiæh significa un sabio u hombre sagrado; en mal sentido, un mago; y ésta
podemos fácilmente transladarla al término Aryan druh, que se aplicaba al
espíritu de la noche u oscuridad, de donde proviene Zend dru, un mago.
El
Druidismo era una profesión mística, y en los tiempos antiguos, el misterio y
la magia se confundían siempre. Vallency en su obra (ColL R«b. Hib., III. 503,)
dice: “Wlech, Drud, un Druida, i.e. el dispensador o remitente de los pecados;
así el Drui, Irlandés, deriva del Persa duru, un hombre bueno y Santo” y Ousely
(Coll. Orient., ir. 302,) agrega a ésta la palabra Arabe Dará, que significa
sabio. Basworth (A. S. Dict.) nos da dry, pronunciada dru, como en el
Anglosajón, significativo de “mago, hechicero, druida.” Con los antiguos Celtas
los Druidas ocupaban el mismo lugar como los Magos con los antiguos Persas.
El
Druidismo se dividía en tres órdenes sagradas, las que comenzaban con los más
bajos, los Bardos, los Profetas, y los Druidas. Higgins cree que los profetas
eran los del orden más bajo, pero admite que no era opinión general.
La
constitución de la Orden era en muchos conceptos semejante a la de los
Francmasones. En todos los países existía un Druida Insigne en quien
depositaban todo el mando supremo.
En
Bretaña se sabe que tenía bajo su mando a Tres archiflámenos o sacerdotes, y
veinticinco flámenos. Verificaban una asamblea anual para el establecimiento de
la justicia y promulgación de las leyes, y además, celebraban cuatro juntas
trimestrales, las que tenían lugar en los días en que el sol alcanzaba sus
períodos equinocciales y solsticiales.
Estas
dos épocas coincidían casi siempre con los Festivales de San Juan Bautista,
San Juan Evangelista y posteriormente para confundir la cultura céltica, los religiosos crearon fiestas superpuestas como la de Todos los Santos que transformaron en la noche de brujas.
Era
en contra de la ley confiar sus ceremonias o doctrinas en documentos escritos,
y César dice (Bell. C.Il., VI. 13.) que empleaban las letras Griegas, las que
por supuesto, en forma de clave, pero Higgins (p. 90) dice que en uno de los
alfabetos del Irlandés Ogum, el cual Toland, llama escritura druidica, “estaba
el secreto singular, original y sagrado de los Druidas.”
Los
sitios de adoración, lugares también de iniciación, eran de diferentes formas;
circulares, por razón de que el círculo era el emblema del universo; u
ovalados, en alusión al huevo mundano, del cual, de acuerdo con los Egipcios,
provenían nuestros primeros padres; o en forma serpentina, debido a que la
serpiente era el símbolo de Hu, el Noé druidico; o alado, para representar la
vitalidad del Espíritu Divino, o cruciforme, por razón de que la cruz era el
emblema de la regeneración.
Su
único techo era el dosel nubloso, debido a que juzgaban absurdo reducir al
Omnipotente a la permanencia bajo un techo común; por cuya razón eran construidos sobre terraplenes de tierra, y de piedras brutas, no profanadas con
instrumento metálico.
A
nadie se permitía penetrar en sus retiros sagrados, a menos que llevasen una
cadena.
La ceremonia de iniciación en los
Misterios Druídicos requería mucha preparación mental preliminar así como
purificación física. El aspirante era revestido con los tres colores sagrados,
blanco, azul y verde; siendo el blanco el sitabolo de la Luz, el azul de la
Verdad y el verde de la Esperanza.
Tan
pronto como pasaban los ratos de la iniciación, el manto tricolor se cambiaba
por el verde; y en el segundo grado, se revestía al candidato en azul; y
habiendo triunfado sobre todos los peligros de
tercero, y alcanzado la cima de la perfección, recibía la tiara roja y
el ondeante manto del blanco más puro. Las ceremonias eran numerosas, las
pruebas físicas dolorosas, y las pruebas mentales aterradoras. Daban principio
en el primer grado, colocando al aspirante en el pasto, cama o ataúd, donde se
representaba su muerte simbólica, y terminaban en el tercero, por su
regeneración o restauración a la vida, al salir de las entrañas de la giganta
Ceridwin, y la consignación a las olas, del cuerpo del recién nacido en el
botecito, simbólico del Arca.
El
resultado era, generalmente, que alcanzaba con éxito y felicidad el puerto
seguro, pero si su brazo era débil, o su corazón defallecía, la muerte era casi
la consecuencia inevitable. Si rehusaba la prueba por su timidez, era abandonado
desdeñosamente, y declarado para siempre inelegible para participar en los
sagrados ritos. Pero si después de haberse expuesto al peligro había logrado el
éxito, era investido con el mayor regocijo de todos los privilegios del
Druidismo.
Las
doctrinas de los Druidas eran las mismas concebidas por Pitágoras. Demostraban
la existencia del Ser Supremo único; el estado futuro de las recompenzas y los
castigos; la inmortalidad del altos y la metempsícosis; y el objeto de sus
ritos místicos era comunicar en estas doctrinas en lenguaje simbólico, un
objeto, cuyo método, empleado por los Druidas, se asemejaba a los Misterios
Antiguos y a la Francmasonería Moderna.
La verdad que esto explica mucho de mi nombre, Druida Místico, elegido hace ya varios años.
Mucha luz para ustedes!!!